
En el sexo, y más aún, cuando lo practicas con putas en Bilbao, todo está permitido, pero existen una serie de posturas que hacen más las delicias de cualquier hombre.
Cuando se contratan los servicios de una escort, los límites quedan justo allí donde se han pactado y la vergüenza hay que dejarla en la puerta de la habitación en la que te dispones a disfrutar del servicio. Hay gente que disfruta con la comida, otros con el deporte y alguno, con los viajes. Pero todos ellos, seguramente, también disfrutan con el sexo. Contratar los servicios de una profesional es llevar ese disfrute hasta un punto de goce mayor en el que se permiten muchas cosas. El cliente, en estos casos, es el protagonista absoluto y el objetivo último de la profesional contratada, que aspira a fidelizar al cliente con un servicio de esos que jamás se olvidan.
Las posturas que hay que probar si contratas a una escort
A una escort se le contrata para disfrutar del sexo y, para hacerlo al máximo, hay una serie de posturas que son una garantía. Si eres hombre, seguro que estarán en tu punto de mira o en ese rincón en el que guardas tus fantasías más húmedas e inconfesables. Estas que aquí detallamos son, para nosotros, las cinco magníficas.
El ascensor
Tú estás de pie y ella, de rodillas delante de ti. Con su boca envuelve tu pene y acaricia con sus labios tu glande mientras mueve la cabeza adelante y atrás. Si además sois capaces de colocaros de manera que podáis ver la escena en un espejo estratégicamente situado, todo será mucho mejor. Ah, y pídele que mientras se dedica a sus labores no se olvide de tus testículos.
La flexión
Ella, tumbada sobre la cama, sujeta tu pecho con las manos y rodea tu cintura con sus piernas marcándote el ritmo. La postura permite un contacto visual completo y hace posible que podáis graduar el ritmo de la penetración a placer. Un clásico que nunca falla.
La cuchara
Ambos tumbados sobre la cama y de lado, pero ella delante y tú abrazando su espalda y encajando tus rodillas en la parte trasera de las suyas. Con una mano, sujetas sus caderas y marcas el ritmo. Con la otra, que queda libre, acaricia su cara y sus cabellos o cógela de los hombros. Si sois capaces de coordinar vuestra respiración, veréis el cielo.
El desatascador
Ella, de pie, apoyada en el lavamanos o en la encimera de la cocina con el trasero hacia ti. Tú, detrás y cogiéndola de las caderas para marcar el ritmo. Si además tenéis un espejo delante para mantener contacto visual, el resultado será de esos que no se olvidan.
A cuatro
Ella está sobre la cama apoyada sobre rodillas y codos y tú, detrás, apoyado sobre tus rodillas. Mientras la penetras, puedes manipular su clítoris con una mano y sujetar su cadera con la que te queda libre para marcar el ritmo. Llegarás al orgasmo con rapidez.
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