La evolución del sicilium g5 empezó en 1982, cuando el doctor Le Ribault y el químico Duffaut se conocieron en un evento científico celebrado en la ciudad de Bordeaux, Francia.
Los inicios de los estudios de Duffaut sobre este tipo de Silicio
Duffaut llevaba trabajando, desde hacía varios años, en una molécula sintética de silicio orgánico. Le Ribault, a su vez, disponía de un material de micro-análisis bastante sofisticado para la época.
De esta manera, entonces, nacía el proceso para la producción de lo que hoy es el silicium g5. Ambos científicos e investigadores empezaron a colaborar en la aplicación terapéutica de los compuestos orgánicos del silicio.
Ya en 1983, el trabajo conjunto de ambos investigadores, condujo a la síntesis de una molécula que fue bastante eficaz en el tratamiento de algunas enfermedades de origen viral: estamos hablando de la molécula G4, a la que se le denominó, en su momento, “DNV” que se obtuvo luego de añadir hiposulfito de sodio.
Durante los siguientes 10 años, Duffaut y Le Ribault recabaron un buen número de pruebas sobre la eficacia de los compuestos orgánicos del silicio, para el tratamiento de un buen número de pacientes con diferentes enfermedades, algunas veces, sin la ayuda de médico alguno y siempre de manera gratuita.
Con el pasar de los años, detectaron una nueva molécula que había sido testada desde hacía tres años atrás y que presentaba la gran ventaja de no requerir medicamentos para potenciar sus efectos.
En sí misma y por sí sola, esta molécula era más efectiva que las anteriores (incluida la G4) por lo que era, totalmente, estable y más benéfica para varios tratamientos.
Continúa la evolución del Silicium G5 hasta llegar a su estado actual
Se logró demostrar, entonces, que aquella molécula se mantenía estable durante años y, más tarde, se probó que se podía administrar por vía oral.
Algo verdaderamente importante, se constituye por el hecho de que su toxicidad (que era el gran inconveniente de todos los tipos de silicios anteriores) era igual a la del agua, al tiempo que contaba (y cuenta, en la actualidad, por supuesto) con gran pureza.
Le Ribault obtuvo, entonces, una molécula absolutamente orgánica, sin contaminación de los silandioles que se encontraban en los compuestos anteriores y, muy importante, purificada.
Ya se hablaba, de esta manera, del “silicio orgánico de quinta generación” (g5), dado que se trataba del trabajo que culminaba las cuatro etapas anteriores, en las que se intentó estabilizar moléculas orgánicas de silicio.
En la actualidad, el silicio orgánico líquido se emplea mediante compresas y cataplasmas, para múltiples dolencias e, incluso, para el cuidado de la piel, siendo apta para el rostro, lo que es muy importante, sobretodo, para las mujeres.
Las unciones de silicio orgánico líquido, a su vez, son bastante eficientes para variadas afecciones, por más que nuestros queridos lectores encuentren en internet opiniones “disfrazadas” de autoridad científica, en las que se afirma, por intereses comerciales, que este tipo de silicio no es útil.
La práctica y las pruebas contundentes, han demostrado, con creces, que el silicium g5, en sus variadas presentaciones, es bastante efectivo para el tratamiento de un sinnúmero de afecciones, molestias y enfermedades, incluso, complejas.